6 de enero de 2010

La importancia de llamarse Emilio

1 comentario
Pedagogía y Valores del Deporte
Fútbol - Opinión

España es un país de envidias, en el que cualquiera que se salga del tiesto, es lapidado con un mar de críticas, generalmente no constructivas.
Conseguir la unanimidad con un personaje público o con cualquier tipo de persona, se antoja imposible, aunque si es cierto que hay personajes que gozan de una cierta inmunidad; puede que sea porque les va muy bien en la vida, quizás por su forma de ser, porque parecen cercanos o porque apreciamos en ellos ciertos defectos que les hacen serlo, o quizás porque tengan un don, y caen bien a la gente. Lo que está claro es que estos personajes no caen mal a casi nadie. Tienen esa cierta inmunidad que les hace diferentes.

Pocas personalidades deportivas se pueden encuadrar en este grupo : Iker Casillas, Pau Gasol, Rafa Nadal, Andrés Iniesta o Pep Guardiola podrían encajar en estos parámetros. El precursor de este movimiento llamado “al que quieren todas las suegras” es Emilio Butragueño.
Me ciño en esta figura porque pienso que en muchas ocasiones no tenemos memoria histórica.

Remontémonos a los hechos. Emilio Butragueño llega al fútbol profesional el 5 de febrero de 1984. El partido se jugaba en el Ramón de Carranza (estadio del Cádiz). En el descanso y tras ir perdiendo 2-1, Di Stéfano, (vamos que podría haber sido cualquier entrenador, pero es Di Stéfano) le dice “nene calentá”. Emilio sale al campo y marca dos goles; resultado final 2-3.
A partir de ahí se van concatenando una serie de hechos que sólo pueden vivir los elegidos: remontadas europeas, ir a la Eurocopa de Francia 84 con España, ligas con el Madrid, y quizá el hecho por el que se escribe este artículo: los cuatro goles a Dinamarca en el Mundial de Méjico 86.

Considero este hecho como el detonante del fenómeno “al que quieren todas las suegras”, ya que a partir de este momento Butragueño gozó de una popularidad insospechada; era portada en las revistas del papel couché, en las de los periódicos y revistas deportivas, y conocido fuera de nuestro país; probablemente un involuntario embajador de nuestro país durante varios años. Indudablemente fue el personaje que hizo que el resto del mundo futbolístico cambiara el concepto de la “furia” española, por el de un país en el que había cabida para el fútbol espectáculo.

Esta sucesión de hechos podría encuadrar a muchos “elegidos”, pero para pertenecer al grupo “al que quieren todas las suegras” tienes que tener algo más.
Emilio Butragueño consiguió ser respetado y admirado en los campos de fútbol por los que iba jugando, durante un largo periodo de tiempo no recibió apenas críticas y se respetó su vida persona y profesional. Fue quizás por ser una persona cercana, humilde, con defectos al expresarse en algunas ocasiones. Fue quizás por tener un don de gentes que le hizo ser diferente al resto. Fue el precursor de este movimiento.

Conviene recordarlo, no vaya a ser que al final recordemos al “Buitre” por lo del “ser superior”…

Escrito por: Pablo Ortega.

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1 comentario:

  1. Me parece un artículo muy interesante que nos hace recordar a esa gran figura del deporte que fue Emilio Butrageño; muy buena memoria, o buena labor de investigación.
    Saludos

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