En la vida profesional de un futbolista pasa exactamente lo mismo. Pongamos un ejemplo tipo.
Un jugador llega a un equipo profesional proveniente de la cantera. Se encuentra en la primera etapa de su vida profesional, fase denominada “esponja”, en la que tiene que absorber todo lo que pueda de lo que está viviendo: cómo se comporta un profesional ante su carrera, la intensidad que éste demuestra en los entrenamientos, la motivación que emana hacia los compañeros en momentos importantes de los partidos y de la temporada, conocer experiencias vividas en su trayectoria profesional, cuáles son las reglas no escritas en el mundo del fútbol, cuál es el ejemplo que dan los jugadores más veteranos…cuanto más atento esté al aprendizaje de todas estas cosas, más rápido evolucionará en todos los sentidos.
Cada jugador demuestra en este momento si es un futbolista con carácter, tímido, impulsivo, luchador, implicado, pasota… Lo que está claro es que cada jugador es un fiel reflejo en el campo de cómo es como persona. Nadie se transforma en el campo, el campo es una prolongación de las cosas que hacemos en la vida: el que es pillo, es una persona pilla en la vida, el jugador que toma responsabilidades luego las toma en su vida cotidiana, el que se trata de escaquear de sus obligaciones también lo hará en otras parcelas…
Por último llega la etapa en la que te encuentras casi sin darte cuenta con muchas responsabilidades, y mucha gente joven a tu alrededor. Estamos en la etapa de tomar decisiones. Esta etapa en el fútbol es realmente importante, ya que depende mucho de cómo te has comportado en las dos primeras. Si has estado atento en la fase “esponja”, si has ido adquiriendo una personalidad concreta y tomando responsabilidades en la segunda etapa, es muy posible que sepas enseñar a los que se encuentran en la primera etapa de su carrera los valores que te transmitieron en tus inicios los veteranos del equipo.
Muchas veces los jugadores que han sido “buenos hijos”, no supieron quizás ser buenos padres cuando les tocó serlo. Un ejemplo muy claro fue la “Quinta del Buitre”: al llegar a la primera plantilla de forma escalonada, se encontraron con grandes veteranos que supieron inculcarles con su propio ejemplo diario, los valores del madridismo; compromiso, lucha, esfuerzo, cómo afrontar las remontadas europeas…
Posteriormente, estos grandes jugadores, en la etapa final de sus carreras, no supieron inculcar estos mismos valores a los jugadores que llegaban nuevos al club o que provenían de la cantera. Quizás les faltó algo de carácter en determinados momentos y predicar con el ejemplo que jugadores como Juanito, Camacho o Santillana les habían transmitido.
También nos encontramos con una serie de jugadores que han sabido ser buenos padres, después de ser buenos hijos. Jugadores como Gerrard, Puyol o Raúl son un claro caso de saber llevar el legado de un equipo con inteligencia y predicando con el ejemplo.
¿Sabemos en qué momento de nuestra vida estamos cada uno? ¿Sabemos estar a la altura de las exigencias que nos pide nuestro papel en la etapa que nos encontramos?
Para todo esto es muy importante estar siempre atento a las situaciones que estamos viviendo…y siempre seguir aprendiendo.
Escrito por: Pablo Ortega.